Sonidos sin temperamento
resuenan en los pliegues del cerebro
como agua que busca la peor salida.
Un ir y venir de nostalgias
presiona las heridas
con sus manos embebidas en polvo
Arde, y mi atención es un perro
atado a la puerta de un mercado
del cual quizás ya nunca salga el amo
Me aferro a vestigios que ocupa la humedad
textos virtuales y en papel
y es que quizás ya todo sea pasado
Coletazos de un mar que se ha secado
a expensas del villano sol
que descama la piel de nuestro amor
Guardarme tras mis párpados para ejercitar un viaje a más allá de la muerte. Leer la verdad en mis propias huellas (madres de su tiempo). En mi gente del alma delectar la concientizada caterva. (Miguel Abuelo)
miércoles, 25 de mayo de 2022
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