lunes, 18 de diciembre de 2023

Domingo 18.
Despedimos a Pablito.
La enajenación no rehuye al cementerio: deudos de celeste y blanco trasgreden los manuales de estilo.
La ceremonia se sucede respetuosa y profunda.
La expectativa es un plebeyo secreto a voces.

Llegamos a casa justito.
Se precipita el 2-0 y siento que el alivio es engañoso. Liquidarlo casi desilusiona.
De pronto resuena 2014 como fantasma de bajo vientre.
Y me lastimo en el 3-2.
Y hay penales.
Y el retrato de mi viejo no da abasto.

Temí que mi hermano del medio demoliera los cimientos de la casa.
Temí que todo fuese insoportable y perpetuo.
Pero no fue preciso reconstruir nada.
Esos pibes nos devolvieron algo que no tiene nombre y se sintió verbo.
Y desde aquel día se vive para recrear la sensación.




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