viernes, 27 de abril de 2012

Ya no comida sobre fauces
y sí rubor, e insistencia
(mío, tuyo, respectivamente)

Tal vez ya no autitos sobre espaldas de asfalto y luego arcilla,
ya no sueños y colores
o sí
pero transfigurados

Tal vez ya no le tenga miedo
a los mosquitos
a crecer
tal vez los abismos se vean como simples hendiduras en la tierra, desde aquí ahora

Tal vez ya no ésa ternura
pero otra, ¿por qué no?

Y, ojo,
sincerándome:
todavía me perturba la oscuridad
y eso me gusta

me deposita cerca de esos ratos en los que éramos poquitos
y ni soñábamos esto
y mirá vos...
nos hemos multiplicado.

¿Fuimos nosotros?
¿o el tiempo que siempre tira del brazo?

(felíz cumple, mami; no me alcanza la vida para encontrar palabras que te representen cabalmente; y al tiempo le digo: loco! ¿te pensás que somos de goma?)
¿qué dice la poesía
de los sombríos azules
olvidados
escamoteados por los caprichos del tiempo?

Es que a mi me quiso contar
o efectivamente lo dijo, no lo sé...

(la verdad es que mi memoria comprende un pozo ciego que perdió sus lentes fuera de sí mismo
y del resto,
y del resto.)

martes, 3 de abril de 2012

Porque todos lo sabemos:

Bajo eternas musculaturas
daremos con la misma bolsa de huesos

(y con el despecho no basta
para recrear, en palabras, los colores
con el rigor que merecen)

Bajo pálidas hendiduras
no hallaremos sino más de lo esperable

(y con el corazón no alcanza
si el latido es cosa del pasado)

Bajo los pliegues del tiempo
una madre inminente
que atesora el futuro
(y en este punto vaya que tenemos lo preciso)

Bajo las escaleras:
y no encontré tal infierno