martes, 3 de abril de 2012

Porque todos lo sabemos:

Bajo eternas musculaturas
daremos con la misma bolsa de huesos

(y con el despecho no basta
para recrear, en palabras, los colores
con el rigor que merecen)

Bajo pálidas hendiduras
no hallaremos sino más de lo esperable

(y con el corazón no alcanza
si el latido es cosa del pasado)

Bajo los pliegues del tiempo
una madre inminente
que atesora el futuro
(y en este punto vaya que tenemos lo preciso)

Bajo las escaleras:
y no encontré tal infierno

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