La luna cubre con su velo de espuma
su belleza veinteañera
y sabiduría añeja
y su canto silencioso
es envidia de sirenas
Yo la supe omnipresente en los confines del llanto
y también en los destellos de mi cielo espejado
ella escribía mis versos
y yo le hacía de nube
Luna, de Buenos Aires
¿será justamente por eso?
conquistas corazones
que saben apropiarse
de tu nombre, que es de aquí
de allá, de todas partes
Eres revolución de los mares profundos,
así se agita mi pecho al descubrirte entre el cielo
las ciudades del cosmos ya están hechas pedazos
pero a vos te veo entera, e insinuando de a ratos
Ay, ay de mí, que te canto en silencio
trazas mis pasos serenos, y mi cuchillo malevo
con el que degüello a las hienas que me pretenden maltrecho
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