miércoles, 26 de septiembre de 2012

Vuelvo de la Iglesia (mentira)

Río
(y, estruendoso, me desarmo en la vorágine de aquel tenebroso ego...
pero no hablemos de eso)
es que intento por toda vía
comprenderlos;

veamos:
el estandarte que los nutre
se vale de, a grandes rasgos, dos principios básicos:

1) Dar... en pos de recibir
2) Designar al Destino como Ministro de Justicia

Y bien, ¿dónde queda el más ínfimo atisbo de ternura?
¿dónde fueron extraviadas las manos del niño que nace suicidado?

No pretendan laberintos en mi corazón; el amor desinteresado tiene los ojos blancos pero de un blanco que responde a una divinidad no canonizada. En los libros no cabe la Historia y en la Historia sí tienen lugar las más férreas manifestaciones acerca de la hipocresía; pero mi mano no ha de esconder, traicionera, las espinas, una vez devenida en racimo de agujas vegetales.

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