Río
(y, estruendoso, me desarmo en la vorágine de aquel tenebroso ego...
pero no hablemos de eso)
es que intento por toda vía
comprenderlos;
veamos:
el estandarte que los nutre
se vale de, a grandes rasgos, dos principios básicos:
1) Dar... en pos de recibir
2) Designar al Destino como Ministro de Justicia
Y bien, ¿dónde queda el más ínfimo atisbo de ternura?
¿dónde fueron extraviadas las manos del niño que nace suicidado?
No pretendan laberintos en mi corazón; el amor desinteresado tiene los ojos blancos pero de un blanco que responde a una divinidad no canonizada. En los libros no cabe la Historia y en la Historia sí tienen lugar las más férreas manifestaciones acerca de la hipocresía; pero mi mano no ha de esconder, traicionera, las espinas, una vez devenida en racimo de agujas vegetales.
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