un súbito frío
vedó mi pecho
un más allá... cercano, más bien;
jalando de mis pulmones, con una soga de tiempo,
tiempo que también se veía
en tan elástico afán
y la cabeza, como universo supra-terreno
(ensalada intergaláctica dentro de una psiquis avinagrada:
todo lo puede
todo lo vierte
todo lo que no: sugerirlo divierte)
y Tadeo me ve y comprende y su luz me cuida;
Hugo también aunque (intuyo) sin saberlo
y la casa es la misma
y la gata está ahí
y el amor es un recuerdo que adormila o anestesia nuestra eterna necesidad
de coquetear con los subsuelos
(dolorosos, pero siempre dulces)
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