lunes, 29 de julio de 2013

No pueden atraparnos

Obstinados los cuerpos;
obstinado el tiempo (tal vez saturado de envidia)
obstinada la piel que arde en erupciones y venenos,
obstinada toda musculatura adolorida y adormilado el espíritu
cuando ese dolor
vence;
y aún al borde del celo-boicot,
no pueden
(lo cual envenena)
y redoblan apuestas:
médicos, instructores,
digitando el devenir de millones de mesas de operaciones vivientes;
el destino en persona, vestido de sacerdote y cinturón de castidad
pero no,
no pueden con nosotros,
vestidos de amor,
vestidos de burbuja de ciudad
omnipotente
vestidos de destino, amparados bajo su luna indómita,
enajenados y sin culpa,
absortos y totalmente orgullosos de eso, al compás de un unísono que reza:
"No pueden atraparnos"

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