jueves, 22 de agosto de 2013

¡Dame el antídoto, día!
¡dame la llave,
despójame de encierro!
¡exonérame..!
de mis propias miserias...
que aferradas (¡y desde sus uñas infectas!),
ambiciosas (neutralizando ternuras),
obstinadas, torpes,
pero fundamentalmente: repelentes
recrudecen ante mí
con el ímpetu de mil insólitas tenazas
y corazones
son los que yacen
embebidos en ese aire grueso y
¡lúgubre..!
de domingo insolentemente perpetuado

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