lunes, 12 de febrero de 2024

Tiró el dinero y dijo:
"vete, lo nuestro terminó.
Toma tu ropa, tu equipaje
tu escritorio, hasta el televisor".

Tanta promesa indiferente
colmó la habitación.
Se ha desgastado la estructura
que sostuvo incorruptible
aquel "vos y yo".

Los perfumes que dejó
quien "amor" supo decir
pintaron esta tarde
el ya viciado aire
de un febrero gris.

"Prometo será diferente"
en loop precipitó.
Toda certeza inconducente
tuvo sitio en esa oración.

La escena se sucedió
onírica y futil sutil

sus ojos predecían
que la puerta se abriría , al fin
al otoño vil.

Y una flor brotó en tu corazón.
Y tiznó el aroma de adiós.

Recompuso cosas
solo se olvidó.
Amarró los restos
de su corazón.

Con una cuerda arrancada
de su pantalón,
o del pañuelo que secaba
lágrimas de amor.

Con una foto que evocaba
lo que nunca sucedió.
Como quitando fotogramas
de una peli de terror.

lunes, 18 de diciembre de 2023

Domingo 18.
Despedimos a Pablito.
La enajenación no rehuye al cementerio: deudos de celeste y blanco trasgreden los manuales de estilo.
La ceremonia se sucede respetuosa y profunda.
La expectativa es un plebeyo secreto a voces.

Llegamos a casa justito.
Se precipita el 2-0 y siento que el alivio es engañoso. Liquidarlo casi desilusiona.
De pronto resuena 2014 como fantasma de bajo vientre.
Y me lastimo en el 3-2.
Y hay penales.
Y el retrato de mi viejo no da abasto.

Temí que mi hermano del medio demoliera los cimientos de la casa.
Temí que todo fuese insoportable y perpetuo.
Pero no fue preciso reconstruir nada.
Esos pibes nos devolvieron algo que no tiene nombre y se sintió verbo.
Y desde aquel día se vive para recrear la sensación.




lunes, 26 de junio de 2023

Quiero una foto de nuestro amor
verte reír y sentir que no es hoy
última opción para tu corazón
solo un intento, rey o emperador

La calle te oculta de mi rubor
quiero mostrarme en todo mi esplendor
guardar para mí la inocencia de Dios
omnipotente, un gladiador

Quiero una muestra de tu sudor
Sobre mi piel y sentir que no soy
Solo otra opción para tu decisión
Acaso un momento, evento del hoy

La calle susurra por mi clamor,
quiero erigirme en fiscal del dolor;
guardar para ti mis vestigios de sol,
Tan impotentes, fragmentos de dos.

Quiero perderme
entre tus verbos
entre tus miedos
(tus miedos)
Simplemente lo que intento es
quererte

viernes, 2 de junio de 2023

La gata del yeso.
Así nos referíamos a aquella gata rubia que irrumpiría en nuestra vida como intrusa.
Aún sin vestigios de calle en el cuerpo, solía visitar el patio de aquella vieja casita de Calle 12, en aquel barrio con aspiraciones residenciales próximo a la estación Berazategui, mientras Lu se daba a los quehaceres necesarios en virtud de la mudanza que plot twist: no salvó la relación.

Una vez asentado Pedro en términos de amo y can del patio, Rubita se limitó a espiarnos desde los techos ya con su bracito vendado, acaso tejiendo estrategias de dudoso éxito en ese trajín de volver a pisar ese cemento aturdido disfrazado de baldosas rojas.

La clave fue una noche muy lluviosa: tras el rumor de la lluvia oímos un llanto inconfundible de gato y eras vos, Rubia, refugiada en la entrada del chalet más coqueto de la manzana, pues herida pero no tonta.
Volviste a entrar pero parcialmente, ya que la adopción cabal se dio en la noche de despedida de Bonito.

Para entonces La Rubi tenía ya su cucha en el techo de chapa del lavadero, lavadero que ofició de refugio de aquel otro gran y dignísimo gato, quien decidiera pasar sus últimos meses con nosotros.
Aquella noche decidí entrarla y allí estuvo Rubia, en nuestra ceremonia animal: el multitudinario velorio del Bono.

Entre millones de cosas, fuiste la excusa perfecta para prestarle atención especial a Mateo, que si requería de aquella no tenía más que trepar al mueble en el cual dormías y molestarte.
Fuiste estufita amarilla y quizás la gata más esponjosa jamás vista. Sí, claro, incluyendo a Janis. 
Fuiste la gata parlanchina que intenté sin quórum llamar Ana, que no aguantaba mucho pegote, ¡y así rajabas!
Fuiste la primer cruza entre gato y conejo, renguita de mi corazón que ni así frenabas💝.
Fuiste la perita que había que curar cíclicamente.
Fuiste de las cosas más dulces que he visto.
Fuiste refugio obligado cuando el corazón de Mateo dijo hasta acá.
Fuiste el dolor que costó sacarme cuando dejé de visitar aquel lugar que supo ser también mi hogar.
Fuiste los mensajes que nunca pude mandar, porque meterte a un depto. de Capital era cooptar tu destino de libertad.
Hoy me contaron que la Rubia dijo adiós. Podrá significar eso en mil sentidos, sí.
Jamás para nuestro corazón.
(Saludos a Matuqui ❤)



miércoles, 5 de abril de 2023

Dos ausencias

Llego a tu encuentro y pierdo la voz
Fundimos abrazo, no existe rubor
Sé que me entiendes, sobra qué decir
Es el primer día en que vuelvo aquí

La bruma me dice que anda por allí
Flotando en esencias de este sol de abril
Miro al infinito, intento llegar
Y aunque siempre estuviste, no estás

Llega la noche y no duermo
Busco tu rastro y no hay rastro
Lo que ilumina mi rostro
Es tu conversación

Se fundió con el silencio
Tu olor, tu risa, tu llanto
Inolvidables tus cuentos
Tu mirada, tu voz

Cuento dos ausencias, riego descontrol
Abrazo ahora al eco del gato 
Supe contarle demonios, secretos,
y mis ojos trocaron en llanto

Llega la noche y me pierdo
en el sabor del fracaso
restos que implican silencio
son gajes del dolor

Se funden con el olvido
estelas de lo que amamos
tomo las manos del tiempo
con desesperación

Llega el rigor de la aurora
la ciudad se ha reseteado
foco en todo lo perdido
voces que el río llevó

domingo, 5 de marzo de 2023

Creo que las olas soplarán
múltiples secretos de su mar
trato de silencio a lo demás
y queda el susurro

Vocifera, tonta, la tv
y escupe pavadas esta sien
triste analogía que quisiera
gambetear

Quiero enredo en tu callejón
que solo me importe lo que es hoy
pero este latido simpatiza con el ruido

Creo que las olas mostrarán
lúgubres caminos en su andar
trato de encontrarte en mi mirar
y queda solo este absurdo

Vocifera, loca, mi mamá
"Despertate y andá a laburar"
Triste es este nuevo día en que no estás
acá

Quiero vueltas en tu corazón
como calesita es este amor
pero la sortija todo esquiva en este
lío

Creo que las olas hablarán
trataré de escuchar
calla, he venido a contemplar
buscando al infinto
miradas que ya no están



lunes, 13 de febrero de 2023

Veneno
tu dulce resplandor
transitorio 
y amargo sinsabor:
pleamar cuidando tus aguas

Destellos
de luces que se erigen en tu centro
pugnan en tu interior
con recelos de dolor

Siempre te hará mal
lo que no podés cambiar
Siempre encontrarás
en mis ojos ventanal
Vení, asómate y reí

Sabemos
las sombras se camuflan en el Centro
vidrieras, abalorios, sortilegios
irrumpen al calor
de un silencio embriagador

Creemos:
el devenir del tiempo escupe truenos
sobre las manos sucias
de la gente
cuyo goce arranca
flores 

Siempre habitarás 
los refugios que te armás
con restos de corazón
tiza, pizarrón y amor

Siempre invocarás
a esa piba hologramal
que el espejo un día vio

                   


domingo, 15 de enero de 2023

Tanguito de a dos

Quizás yo sea de vos
Tanto como Buenos Aires
Y es que por eso te quiero
Y prefiero odiarte antes que olvidarte 

Dice que es la última vez
Yo descreído de finales
Me apunta a dedo tiznado
Mi cuerpo temblando por cada latido
Y es que prefiero amarte , odiarte, extrañarte
Antes que olvidarte

Súbita voz que borró
pasos de propios andares
Esquinas viejas caminan
solas sin abrigo,
espectros sin aire

Viento que un día se fue
rastros, vestigios, finales
son los destellos del vino
ahogando este frío
sonrisas sin hambre
y es que el dolor se ha tornado
licor del olvido, fiebre de estación.

Desde que se fue, mi corazón
se abrió en dos
y descubrió
todas las miserias de la noche
y la pavada
y en ningún lugar estabas vos

Tarde descubrí que no olvidé,
tarde descubrí que se marchó
y es que cada esquina te recuerda
porque las caminé con vos
y es que el dolor se ha ocultado
licor, dulce amigo, fiebre-corazón.

(en cursiva, lo escrito por mi amigo Fabri)

sábado, 31 de diciembre de 2022

2022, tanto mucho y aglomerado todo en un pequeño espacio.
Estoy considerando seriamente la idea de si el tiempo no es acaso un artificio elástico.
Córdoba, Mar del Plata, San Luis. Acantilados otra vez.
Cambiar de tiempo, de amor, de música, ¿de ideas?.
Los afectos, los tragos, los antros, las mañanas donde seguimos de largo.
Destrabar taras: manejar, entrenar, volver a leer, volver a tocar.
Reencontrarnos.
Adoptar, extrañar y reinventarse.
Alguna injusticia ocupando lugar, empujar y algo de eso destrabar, porque puedo y porque impera y porque qué diría Papá.
Proyectar más de lo que se pueda sostener; de tanto algo quedará.
Despedidas, en este caso dos: recordatorio de finitud inevitable y parte inexorable de algo que vendrá. Paradojal.
Mi hermanita embarazada porque, claro: ya dijo Luis de las ciudades cayendo y pariendo, desatormentándose.
Y no podía ser de otra forma sino sería pesadilla: este año de crisol peri-psiquiátrico se condensa en el mundial.
Yo creo que sí, de sueños estamos hechos, o nos hacemos de ellos para intentar no derrapar.
 

martes, 20 de diciembre de 2022

La tercera

La otra vez pensaba en sus implicancias.
A priori, el fútbol es la imagen de mi Papá recostado; la tele y el partido más random jamás imaginado, maridando hermoso con ese perpetuo bucle de mates con la vieji.
Es tener diez años y que tus viejos gasten la cinta de un VHS que recrea tu único gol, el cual se observa en cámara lenta: las camisetas azules, el beso de la pelota a la red, la euforia juvenil.
Es el último regalo de mi abuela: unos botines y un conjunto deportivo de talle amplísimo, con el que la evocaría durante los años póstumos.
Es tener doce, haber aceptado la derrota y trocar disciplinas para intentar anotar algún otro tanto.
Es 2001, la plaza, los amigos y el reloj como única vía posible de acuerdo previo.
¡Ay, es tantísimas cosas!
Usina de maravillas en un año donde hemos perdido tanto, pero también vertido mares de emoción. 
Y si es solo una cuestión de pan y circo, burguesía o ghetto, explíquennos por qué no podemos dejar de ver el cielo ✨



jueves, 3 de noviembre de 2022

Ezeiza

Al llegar su primer sollozo supimos que iba en serio.

Había terminado de preparar el rapé, el fuego estaba presto y cada uno tenía su point previamente dispuesto para iniciar un viaje que a priori se suponía individual.

Fede insistió mucho en eso de armar el escenario lo más fiel posible al que ya había experimentado tiempo atrás, lo cual incluía música acorde a la ocasión, sustancias y cantidades específicas y la premisa de no-interacción, todo a fin de lo que él llamaba sanar, vaya a saber qué implicase.

Traíamos encima un ayuno no desdeñable de cinco o seis horas sin haber ingerido sólidos, además de haber estado éstos estrictamente restringidos a fruta o verdura y niseteocurra lácteos, carne o alcohol.

Por supuesto la dieta anetílica fue la estrella vulnerada de la semana, a sabiendas de juntadas que supo tener Fran por su lado y la visita de la China por el mío, porque andá a sacarle el brindis a mi amor y procurá sacarme de allí, si te es posible. 

La primer parte incluyó una introducción donde improvisamos razones lo más solemnes posibles para no decir que simplemente queríamos tomar hongos y ver qué pasaba.

Las había, de hecho, más solidas y robustas de lo previsto, pero como sospechábamos con Isco, las de Fede se salían de su propia vaina: su compañera y su hija, en lo explícito; su aparente no-destino, como atmósfera tangible.

Llegó la hora
A distancia el temita del rapé parecía haber sido pan comido para Fran, así que dejé que Fede haga lo suyo. Ya había tomado algunas veces, sin ayuda, claro, pero ¿qué podía pasar? 
La primer proyección del tabaco amazónico saturó mi narina derecha. 
La segunda sacó a flote mis lágrimas como la más jodida de las cebollas o el más profundo de los dolores y para cuando estuvo saldado el asunto me tumbó un mareo y tuve que darle la razón a nuestro maestro de ceremonias: el mate que había bebido quince minutos antes yacía ahora junto a mi reposera, perdido entre las hojas y la noche.

El malestar retorció mi estómago. Recostarme mareaba, la luna que rompía el frente de árboles mareaba.
No había deseo alguno de seguir con la cuestión, e incluso Fran confesó después haber pensado lo propio en algún momento de la noche.

El fuego escupió de sus brasas unas dos o tres veces. Algo debía significar.
Por lo pronto, que había que usar el balde y procurar nuestra integridad y la de nuestro alrededor.

Minutos después y ya recuperado el control, nos dispusimos a lo que habíamos venido.
Un pácayin de celofán con mi inicial besó mi mano: allí reposaba la dosis que Fredi pesó cuidadosamente a efectos de la tolerancia prevista para mis 60 kg.

No les es dado a las setas aquello de saber bien en crudo, pero un sorbo del escaso limón que trajimos (porque provisiones sobraban pero acaso una de las fundamentales había sido borrada de nuestra lista memorial) ayudó a pasar ese trajín complicado para mis papilas.

La playlist curada por el gurú vayasabér me estaba perturbando. Era paradójico pensar en tanta premisa dispuesta para acabar en esa relación tóxica con un dispositivo y justo en ese momento, lugar, circunstancia.

Aún me costaba estar en ángulo cuando Isco abandonó su horizontalidad y encaró enroscado para la casa. Estaba además harto del audio, supe luego.

Fede y yo seguíamos cumpliendo con nuestro flamante convenio sectorial. 
Hasta ese momento creí que lo más psicoactivo de la noche era el nivel de locura alimentado por los mosquitos, que me empujaron a la bolsa de dormir. Y aquí empezó. 

Estar prácticamente besando el césped parecía darme cualidades de microscopio. La noche ya era reina y la luz que filtraba hacia el fondo presentaba un escenario claro: dualidad de ladrillos soviéticos hacia la derecha, verdor, misterio y miedo a la izquierda. 
Sentí que el escenario me estaba diciendo algo y se me ocurrió abrir el foco para dejar entrar al cielo en la fotografía. Comprendí que lo ínfimo puede ser inmenso y la dualidad puede seducir al punto de la obsesión, pero siempre habrá cielo y nada puede hacer frente a su existir implacable.

¿Acaso aquel rostro de ladrillos y luz blanca era lo conocido, que no asusta pero carece de erotismo? Algo de eso pensé.

Ya indudablemente drogado, con sangre de mosquito en la frente y flasheando Castaneda o La Noche Boca Arriba o todas esas cosas a la vez, sentí imprescindible tomar algunas anotaciones.
La excusa de encontrar una birome me permitiría además saber de Fran, que ya llevaba bastante sin volver a su sitio.

Al entrar, veo a mi amigo dispuesto en el sillón, en una suerte de cosplay de Leia en la secuela de Star Wars (¿o acaso era la quinta? qué importa).
El ambiente olía fuerte y agradablemente a cítrico. Aquello le había traído algo de paz.
Interactuar costaba un poco pero pude saber con su gesto indudable que el viaje le estaba costando, y de dormir ni hablemos.
Hice llegar el mensaje de Fede, que preguntó por su suerte, y lo invité a visitar pronto nuestro espacio de ceremonias.

Al volver descubrí la fascinación por el tornasol que apareció en mis sentidos como si una música agradable. 
Las hojas fosforescían y de hecho me acerqué a comprobarlo, incrédulo. 
Levantarlas era quitarles esta nueva cualidad que dibujaba mi cerebro. Preferí dejarlas brillar en paz. 

Sobre el papel, la tinta negra dejaba un rastro de rojo y ese tornasol. 
Las palabras se me escapaban y me causaba gracia entender que el olvido suele tomar la forma de recurso literario.
Pensaba en las estaciones de servicio y sus arco-iris artificiales en el suelo, por lo tanto en Papá y en la vieja Shell de Jujuy y Caseros.
Claro, también pensé en vos, que tanto me doliste y hoy te hiciste retrogusto, por suerte ya no desagradable.
La China yacía en la alegoría de lo frondoso y el misterio, de lo nuevo y del dulce temor.
Su presencia no era sorpresa: horas antes lo habíamos dado todo.
Extrañamente recordé también a Aitana Kasulin. El tiempo, a mi pesar, le dio la derecha: cursar Armonía, estar fumado y retener información a largo plazo no van de la mano. 

De golpe, sonidos auguraban la visita de un gato y se llenó de júbilo mi corazón.
Pensé en Matuqui, en cómo estaría Chedditar.
Lastimosamente no fueron más que ruidos y deseo.

Las letras de la música-gurú rezaban: "Medicinha. Unidad. Aialá". Hacía ruido por donde se lo mire, pero hasta donde pude respeté.
En determinado momento se cortó el sonido y abracé celosamente el silencio efímero. No obstante, esa pausa deliciosa de psicodelia y naturaleza empujó a Fredi a interactuar con su maldito teléfono. Tenía puesto un tapa-ojos en la frente y con mi miopiastigmatismo y su corpulenta existencia creí estar viendo cine de terror clase B.
Me inundó la risa y rompimos lo solemne para siempre. Por suerte.

Logré ir al quincho y violar la dieta estricta: primero una Halls de menta suave y luego un turrón. Lo precisaba como al aire.
Intenté ponerme de pie y mientras planeaba ir en busca de Fran disfrazado de bolsa de dormir violeta con zapatillas (idea infructuosa, dado el cierre que por debajo no abre), éste se apareció.

-¿Qué busca el mundo exterior de nosotros? Bienvenido al mundo de las orugas.

Lanzamos una hermosa carcajada y nos volvimos aliados tácitos en eso de liberar a Fede de los márgenes del ritual y los de su bolsa de dormir: se iba a terminar meando encima, advertía en voz alta, para sí.

Descubrimos que la bolsa de maní tostado maridaba divino con el chocolate que compramos antes de llegar a la quinta, y que no había rezongo de Fredi que pudiera cambiar nuestro destino de aglutinar alimento a lo pavo.

Fede tomó la sabia decisión de abandonar la música inicial y optó por una playlist propia: García. Mateo. La Negra. 
El celular evidentemente estaba también hecho de setas: la música iba y venía como el eco de algo ausente en la memoria de los que no sabemos soltar.

Dimos con nuestros aliados. Fran estaba obsesionado con un árbol, Fede con destellos en el cielo que juraba haber visto y tenía al primero de testigo. Yo no había visto un carajo de eso pero una máscara de luces artificiales filtrando por las hojas del camino dual y sinuoso me sonreía con sorna.

Logramos ensayar una exploración breve hacia otra porción de terreno de la casa.
No fue gran cosa pero había un árbol de moras y descubrir que se podía hacer movimientos sin caer en el intento sirvió bastante.

Decidimos apurar un nuevo fuego.
Fui a buscar un encendedor. Me vi tentado de espiar el reloj: 1 AM. 
Me arrepentí de saber del tiempo y me dolió que fuese un poco más tarde de lo que habría querido, pero igual era temprano para el nivel de enajenación maravilloso que habíamos adoptado.

Tuvimos bastante éxito en nuestra pirofilia, vale decir: hojas, restos de pallet, procurar la saludable y precisa distancia. Voilá.

El intercambio pudo encontrar palabras esta vez. El efecto estaba mermando. 
Disfrutamos el bajar sin demasiada desilusión y con bastante voracidad en lo que respecta a nuestras saludables y nutridas provisiones.
Nos entregamos paulatinamente al sueño.
Más tarde desperté sólo: mis compañeros dormían ya en el cuarto. Por supuesto, Fede me había avisado y opté por hacer caso omiso.

Procuré tomar la mayor cantidad de elementos posibles pues el cielo apresuraba lluvia. Ya eran las cuatro.
Aquella noche la almohada estuvo más dulce que otras veces.
Entendimos haber sido bien recibidos.

lunes, 10 de octubre de 2022

Vos y yo

Tu risa me encontró con un cartel,
"Se alquila" rezaba el corazón.
No creo que exista algo mejor que vos.

Tu voz es como un eco de puñal,
su rastro una urgencia natural,
no tengo anhelos de cicatrizar.

No veo solución para nuestro reloj,
que suelta sus horas como vendaval;
congelaría todo para ir a pasear con vos.

Caricias implosionan mi temor
Deseo que agota este lugar
Perfume que abandona tu collar

No veo absolución posible para tu
culpabilidad en esto de enamorar
y creo que es exponencial
mi espacio pectoral

Me invitaste un café,
encendiste toda piel.
De tus besos veo florecer amor.

En tus sábanas: hogar.
Torbellino al despertar.
Irrefreno desbordado,
vos y yo.
Vos y yo.
Vos y yo.



domingo, 25 de septiembre de 2022

Desprolijo enamorado

No es el caso de los besos, el devenir de las manos o el deseo.
Sí es un hecho en lo demás, la ambigüedad.
Que ¿cuál es su fértil terreno? El de tu voz oscilando los confines del no.
Se desconfiguran así mis filtros, mis sentidos, y todo lo vulnerable soy.

Al caer está el darse cuerda con Panasonic, y acabamos por visitar aquel amigable antro, el cual acurruca los venenos en nombre de la eternidad del día anterior.

Somos nuestra versión de los diecisiete, en el sentido del magnetismo para con todo lo freak, y nos erigimos en familia real de la mañana, en eso que es nuestro periplo (casi siempre y acaso adrede) errante.

La cuenta de la pavada cobra vigor a día vencido (aunque no sepamos ya bien cuál es), y el cansancio es triste y el dolor sea quizás exacerbado para lo que habría de ameritar, pero aquí está, también.

Sin embargo tus ojos. Sin embargo tu piel. Tu abrazo. Tu desfallecer contra mí.
Antídoto para todo lo que no. Caña con ruda de todo lo que sí.
Pero elijo Artaud, como para terminar de enrarecerlo todo sin querer, y a clausurar el sábado que sabe a metal, nomás.

No obstante, hubo este domingo junto a vos, que adormiló la lengua de las miserias, latentes pero heridas de tanta belleza tuya.

Llegó de todas formas y como es habitual, una dosis leve de tu autopreservación.
No-contexto, decís. Quizás tengas razón.
¿Exclusividad y efemérides, nomás? Me invade una pizca de terror porque acaso sea verdad.

Pero no. Siempre vos y el amor que flota en el aire como el globo más bonito y liviano soñado por ningún niñx jamás.

Resta un corolario tácito, muy a pesar de mi desprolijo motor y su atemorizado superyó:
Estamos enamorados y el anhelo sigue de infinito rey.

Pues vaya este brindis, a la salud de vos y yo.

martes, 13 de septiembre de 2022

Congreso

Mi devenir impuntual
Tu figura danzante
El beso impaciente
Fotografía, otredad

Una torsión dulce
Dos manos saludándose
Tu perfume inevitable
Juventud, eternidad.

Callao y vos
Tu sonrisa, siempre vos!
Nuestros pasos, vos y yo.
El auspicioso bar.

Los colores, el espejo, los sentidos
El tiempo y las cuentas del deseo
Los silencios, las miradas, decir nada
y develar lo
genuino.

jueves, 1 de septiembre de 2022

Algodón

Se suscitan algunos cortos imprevistos.
Por lo general intento abordar tus cristales desde una óptica que percibís en términos de cotonete.
Yo creo que pifiás con el lugar.
Mi algodón está en la boca, está en los dedos.
Lejos de mí está pensarte desde allí, y mucho menos mis signos vitales.

Mis sensaciones son encontradas.
Tus besos son dagas punzando en mis dolores.
Tus ojos devuelven acuerdo, al respecto.
Noto y confirmás que es a veces intencional y por supuesto, ¿qué importa?

Otras veces encuentro adhesión en pantanos triviales.
Pierdo el rastro y no percibo si el barro es mío o quizás te lo robé.
Me dejo llevar por tanzas donde hilvanamos la pavada y pierdo el foco.
Y cuando pico extravío un poco de vos.

Vincularnos al fuego no es forzado.
Nos siento criatura que dirime su disputa en terreno anhelado.
Las manos sincronizan sin pensarlo.
Las miradas son intensas y hablan claro.
Las palabras también, pero su lenguaje es a veces inexacto.

Es imperioso ordenar los conceptos por urgencia.
El vino. La impaciencia. Tu sabor.
Acaso las tres cosas que más me interpelan, hoy.

domingo, 28 de agosto de 2022

Sábado

Seis y pico, hora en que se cruzan los que van y los que vienen.
Llueve como la puta que lo parió.
Tengo canciones de Rosario y tus audios sonando en mi existencia como África de Toto en Aspen.
Ya son dos o tres los días de este insomnio parcial, algo incómodo para mi cuerpo pero dulce alucinógeno a juicio de mi cerebro.

Hay un deseo que es rey desde tu perfume en mi almohada, el cual trazó una fuga sutil, y tristemente no alcanzó a cubrir estos tres días sin verte (racha que hoy planeo interrumpir)

Acaso estos últimos meses fueron de lo más arrebatado, agridulce y desprolijo que haya vivido, más para alguien que solía lucir cartel de clausurado. Y hoy me siento Los Galgos.

Aún en pañales, pienso en amores dibujados en mi deseo o imaginación en lo instantáneo previo y te quedan tan chicos que da gusto.
Es que llegaste agitando los libros que quedaban en pie y aún no había regalado, acaso aprovechando cumpleaños o simples ganas de andar un poco más liviano.

Los días previos conocimos una urgencia que parimos entre ambos, como engendro del que no se sabe bien pero tenía tus rasgos y los míos.
Se habla muy bien. Y mucho. Y eso es parte de ese bien. 

Te vi en ese hall que a poco ya me cae mejor, y lo primero que pensé fue qué poca justicia hay en las fotos o qué hermosa es o lo que más benévolo te suene.
Temí pero el ascensor auspició el primer beso. Ay.

Nos condujiste al sillón y agradecí, quizás bajo mi mandato hoy seguiríamos de pie en la cocina, besándonos incómodos junto a la mesa donde tomaba mate de leche con la Iaia, resistiendo siempre mis mudanzas.
Vos con sorna te reís, no lo recuerdo tan así pero aparato moriré.

El vino y el wok sin llegar a tarta, intactos para siempre.
Cheddar que entendió por dónde iba.
El instante donde descubro que sos golosina, lo cual en mi mundo es algo bueno.
El momento donde conozco tu sabor.

Ay, ay, ay.

Podría estar con vos acá, todavía.
No importaría ya si es abandono de trabajo o si cae el cielo, cosa que entiendo en un punto sucedió.

La sed de vos me está cambiando los horarios.
Qué importa, si lo segundo es artificio.

sábado, 20 de agosto de 2022

Para vos

No sabemos qué nos encontró
No queremos dar explicación
Las palabras sobran y es peor

Qué complejo amar
después del dolor
Se descascará
lo indeleble y brotará

Una nueva flor en Navidad
bajo nuevas formas, en rigor
aferrada al muro del amor

Sangre en el placard
muestras de sabor
pronto a despegar

Hacia nuevas tierras, en virtud
de las profecías de diván
de tu recetario personal

Me encuentro capaz
de poderte ver
sin desfallecer
en tus ojos de puñal

Acordate que acá estoy, si lo querés
No pretendo una vitrina para vos
Las horas van, como río, a perecer

sábado, 6 de agosto de 2022

Estrellitas

Espero tu like, ya sin dignidad.
El problema no sos vos, porque "vos" es un concepto mutante que orbita en mis generalmente malas decisiones.
Demasiado poco incendia demasiado mucho cuando hay espacios que llenar.
Podría claro, como dicen, llenarlos de poder individual. 
Es que fui caprichosamente formado
bajo la pluma de Miguel y cuadros de Mamá y Papá.
Y qué suerte que hay diván.

Aún así, estos días me encuentran activado, recorriendo el caminito del anhelo.
Fumar descorre el velo del rubor y acaso oficia de terapia v2.
Eso a veces me asusta, porque el desnudo es descuidado.
Más me rehúso al refugio personal, 
tampoco lo querría el General.

Queda una reflexión, detrás del decorado,
acaso evocada por la proximidad de Navidad.
Las estrellitas, para los chicos.
Y que haya vino, para endulzar el bacanal.

Los chicles de silencio
Los besos apáticos
El vano esperar
La ambigüedad

Los efectos secundarios
Los recuerdos agridulces
Las ausencias sin remedio
Esta nostalgia, en general

La sed irreverente
Las cartas de presentación
El perpetuar lo que, es probable
jamás sucederá

La celeridad del tiempo
su reflejo en el cuerpo
el haber perdido ése sabor
de juventud, a eternidad

La renovación de contratos
Las máscaras inevitables
El autobombo impreciso
La volatilidad

Lo que podría ser pero no
la esquiva inspiración
y sobretodo, detesto
mi yo procastinador.


miércoles, 3 de agosto de 2022

Me voy a enamorar de vos en invierno*

Me voy a enamorar de vos en invierno
dándome cuenta de todo
en forma total premeditada
siendo que nada cubre ya mi cuerpo
y vivo entero en lo irreal

Me voy a enamorar de vos en invierno
con música stopeando el corazón
aferrados a nuestros espejos
programados nuestros movimientos
y ya vencidos por el ocaso

Me voy a enamorar de vos en invierno
con el gps presto
casi que mintiendo
estudiando el azar
y besando la unidad

Me voy a enamorar de vos en invierno
cuando el algodón rasgue los poros
y seamos sólo hoy
y nos sorprenda lo inverso
y nuestras sombras se vistan de sí

El romance será inverosímil
casi imprevisible
totalmente inevitable

Me voy a enamorar de vos en invierno
con parva de razones
y quizás también empiece a gustar de mí


*adaptación en negativo de esto:
https://www.instagram.com/p/B_tCgDAF3ky/