la mirada absorta;
las manos ásperas;
lengua de hielo;
corazón de fiebre;
los dedos tiesos,
piernas locas, indóciles
los ojos detenidos en el tiempo que viene:
¿Qué mano indómita nos mece,
toma,
retuerce y exprime
más allá de la lágrima
cúlmine?
Destino, que tienes
las agujas del juego:
punzas en la llaga
de los tristes y
débiles
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