los niños, los viejos,
los del medio;
los animales,
los parques,
los días,
(y fundamentalmente esa plena luna llena);
las consumaciones de sábados por la noche y domingos al mediodía,
los luchadores atemporales, del cosmos y de la tierra,
todos ellos, encarnaciones o no,
se visten hoy de luto,
aunque mañana se celebrará,
porque es una farsa,
(y ellos lo saben, naturalmente)
no tanto por ser una idea despreciable,
sino por aquella férrea promesa, más bien,
de que la Estrella
es el destino, y qué mejor que haberte reuinido
no con una, sino con miles, millones,
para que astronómicos dígitos correspondan al cielo eterno de las revoluciones, y sean miles,
insisto, millones,
y los desposeídos y olvidados de siempre, un romantrágico recuerdo
contado por los verdaderos voceros,
de la Libertad de los hombres, vale decir:
aquellos que atribuyen el rojo no a la vergüenza o al rubor,
no a la cólera o a la decidida frivolidad,
sino, claro, a eso que has sembrado en tantos:
la Dignidad.
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE, COMANDANTE HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRÍAS. TU LUCHA NO SERÁ EN VANO.
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