miércoles, 13 de marzo de 2013

y será que sí:
debo entregarme nuevamente a las bocas que no corresponden
a los cuerpos que no me reconocen
a las noches voraces
a las lágrimas de fiebre
a los escritos en los cuales apago el corazón como un pucho insignificante contra el cenicero en el que se convierte mi estúpido cúmulo de sentires que me fagocitan sin piedad...

"Ay... Leonel"... me dice mamá...
es que ella me ha visto en el suelo
tendido como un ocaso irreparable
y envuelto en la bruma espesa.

Este es el comienzo, nos conocemos las fauces como gato y ratón:
mi corazón hablará una vez más, desde el dolor pero también
desde una luz nueva que se abre y que dice
que haré lo imposible por desgranarme
para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario